Bajo tus pisadas
ya no crecen
espinas de rosas.
Los pétalos,
vacíos de lluvia,
vuelan al pasar
sin saber dónde perderse.
Y yo…sigo a mi sombra,
pisando los bordes
de nuestras baldosas,
acariciando tu aire,
cuidándome
de no ser
tocada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario